Han pasado ya unos cuantos meses. Y cada vez que escribo aquí, tú eres parte de la causa. Dentro de pocos días quizás intercambie contigo alguna que otra palabra, pero nada más. Nuestra antigua relación se desmoronó cuando, al irte, me sustituiste rápidamente. Sin darte cuenta olvidaste todas esas noches a la luz de la Luna. Olvidaste lo "especial" que era yo para tí, lo diferente que eras tú para mí. Sinceramente, no echo nada de menos aquel día en el que tu noticia me hizo caminar sin rumbo fijo durante toda la noche, perdiendo por completo todo tipo de esperanza respecto a los hombres. Sin embargo, echo de menos las 24 horas anteriores a eso. Porque ahí era en el único momento en el que podía asegurar que era la más feliz del mundo. Porque tú me hiciste serlo.
Puede ser que la única forma de escribir parte de todo lo que siento aquí es sabiendo que no lo vas a ver, ni hoy, ni mañana, ni nunca. De todas maneras, si algún día pasa, recuerda a aquella chica que te tuvo día y noche, a kilómetros de distancia, en su cabeza. A esa que esta semana, con un Feliz Cumpleaños, te va a esconder todo lo que siente...